
APRENDER A PERDER LO QUE HAS GANADO
El título de este post es la conclusión a la que he llegado después de muchas preguntas que me he hecho respecto a lo que llevo vivido durante casi 46 años. Lo sabía ya, pero no era consciente, o más bien no lo había puesto en práctica. Porque lo fácil es quejarme, lamentarme y pensar que lo que me pasa es injusto, o no me lo merezco. Pero no es así. Cuando me paro a pensarlo sin la sombra de mi ego, llego a esta PRECIOSA conclusión, que es lo que da respuesta a la pregunta más grande: ¿QUE ES LA VIDA? Pues es esto, aprender a perder las cosas que has ganado. Perdemos a nuestros abuelos, a nuestros padres, a nuestros amigos, a las parejas que fueron pero no acabaron siendo, a aquel amigo que tanto querías y que ya no está. Perdemos la juventud, la fuerza, la vista, y tantas muchas otras capacidades que nos lo van poniendo cada vez más “divertido”. Perdemos trabajos, confort, libertad y a veces la ilusión. Y es verdad, la vida es aprender a perder lo que has ganado. Porque me lo dijo así muchas veces Albert Espinosa, que siendo un niño perdió un pulmón, una pierna y muchos días en un hospital. Pero yo pensé que él había tenido mala suerte, y que eso es lo que le hizo perder todo eso siendo tan joven. Pero no es así, lo único es que él sí era consciente y además lo contó, y se rio de todo lo que perdió. Porque a la vez que perdía todo eso, él sabía lo que ganaba. Estaba atesorando algo que normalmente requiere mucho tiempo, y que mucha gente nunca acaba teniendo, porque no va a parar a la vitrina de los trofeos ni a la cuenta corriente: la empatía, el corazón, la bondad, la generosidad, y muchas otras cosas que son lo que realmente nos hace grandes y excepcionales personas.
Yo a veces siento que me toman el pelo, que yo he puesto sobre la mesa todo para que algo salga bien, cediendo, siendo flexible, renunciando a mi ego, y ayudando en favor de un beneficio que me trasciende. Y muchas veces no me sale bien, me llevo una buena leche, y me toca recoger los trozos y además explicar y defender por qué lo hice así. Los que me conocéis sabéis que no es la primera vez que me pasa. Y entonces la gran tentación que me asalta es hacer “lo fácil”, y mirar para mí, comportándome como ese gracioso muñeco que tienen mis hijas en su habitación y que se llama “Topamí” Pero me vuelvo a parar a pensar, y es entonces cuando me doy cuenta de que al final del día, lo que verdaderamente importa es que haya gente a la que le he sumado, aunque yo no lo sepa, y puede ser que muchas de esas personas son de esas que voy a perder. Pero a la vez que pierdo y aprendo a perder, casi imperceptiblemente gano, y sobre todo me voy convirtiendo en esa persona que quiero llegar a ser como muy tarde el último día que esté por aquí…
Ayer lo vi. Vi que en los momentos difíciles hubo gente que estuvo ayudándome y poniendo lo que tenían para que yo pudiese salir airoso de lo que me estaba agotando. Y para eso solo tuve que hacer una llamada o mandar un mensaje y la respuesta fue inmediata: “¡aquí estoy!” Así que a lo mejor no es solo que la vida es aprender a perder lo que has ganado, sino que es aprender a vivir con esta sensación permanente de pérdida, y empezar a ver todo lo que a la vez estoy ganando.
Lo que sí es indudable es que nacemos sin traer nada, morimos sin llevarnos nada, y aún así luchamos permanentemente por ser dueños de algo. Con lo que lo único que nos queda es VIVIR CON LO QUE TENEMOS HOY. Y eso es lo que yo quiero empezar a entrenar.
Y tú ¿a qué estás aferrado para no perderlo?
Pues yo me aferro a no perder. Perder significa dejar algo atras de forma involuntaria, cosa que o bien por la mente o corazon no deseamos, salvo cuestiones imperiosas donde nada podemos hacer. Creo que aprender a perder nos valdria como lecciones aprendidas para poder mejorar, pero sin confundirlo con la resignacion. ¿Que somos si bajamos los brazos?.
Muchas gracias por tu reflexión David. Al final yo veo la vida como una línea de aprendizaje continuo. Y aunque a veces el aprendizaje venga disfrazado de “fatalidad”, yo siempre me hago la pregunta: ¿qué me está queriendo enseñar con esto la vida?
Lo que esta claro es que no se puede ganar eternamente, peroooo tambien digo!!!, que ser mediocre no lleva absolutamente a nada, debemos mejorar en lo que hacemos cada dia que nos levantamos y solo daria un paso atras para coger impulso.
Ésa felicidad de haberlo intentado no tiene precio aunque nos traiga alguna que otra frustración por no haber conseguido el objetivo final, mi experiencia dice que tarde o temprano llegan los resultados, simplemente hay que seguir intentándolo con humildad y perseverancia, siendo muy constantes.
Nos quedemos con esto:
“Nunca pierdo, o gano o aprendo”
Un abrazo
Javier
brutal…no voy a entrar en comentarte esta última entrada de tu blog.Lo que sí te voy a decir que lo leo una y otra vez cuando siento que lo necesito. Me reconforta al leerlo y me da mucha paz. Simplemente brutal, no tengo palabras. Gracias!
Muchas gracias Vicente. Con gente como tú da gusto seguir 💪
Fuerte abrazo